por Julio M. Panchuk. 04/07/2008 23:32:51
Haré mi trabajo por toda la eternidad.
Seré lo que tú quieras que sea.
En todo momento, en cada
singular minuto.
Estaré entretanto, mirando simplemente
esperando, una orden será, la tuya
cuando solo me recuerdes.
Yo haré mi trabajo por toda la eternidad.
Será que no cumplí con mi deber¿
Será que no te amé lo suficiente?
Lo suficiente, como para amar a un ave
que aletea a ciento cincuenta pulsaciones
por minuto…
No importa, estaré en tus sueños.
Haré una ilusión de tu vida, si quieres…
No habré encontrado tu punto débil.
Aún si así lo quieres…
Yo, haré mi trabajo por toda la eternidad.
No podremos encontrarnos,
Para qué, tu corazón, no me dirá adiós.
Es sólo aquello que late
como un ave de paso,
como sonando cañones, anunciando la guerra.
Total, entre los dos ejércitos, está Dios
dando la victoria.
Amada deja, yo haré el trabajo,
por toda la vida, por toda la inmortalidad.
Nunca te dije adiós, nunca dijimos adiós…
Déjame, cuál Sísifo, yo haré el trabajo,
Por toda la inmortalidad.
Déjame, yo haré ese trabajo…
Por toda la inmortalidad.
Nunca hemos dicho adiós, nunca…hemos…
Dicho: adiós…
sábado, julio 05, 2008
Inmortalidad
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1 comentario:
La poesia siempre oxigena el alma.
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