por Julio Miguel Panchuk
Entre los portazos, suda la luna vacía.
Que tanto estuve esperando
que se vacíen los campamentos.
Que la luna encienda su candelabro
para que camine, acompañado
por lo menos, por mi sombra.
Noche, qué noche..Decía Lorca: “nochera”.
Yo que me cansé, de todos los codiciosos y avaros.
Encuentro dineros enterrados,
en miles de calaveras.
Son cementerios de bruñeras,
y sufren las consecuencias
de la codicia traicionera.
Como siempre de noche, caminan,
no tienen el alma de gala,
caminan para hacer el mal.
No tienen conciencia de la suerte,
ni tampoco conciencia pensada.
Solo andan cual vagabundos,
buscando pleito
con puñales,
extraídos de alguna hoguera.
Esperando, siempre esperando.
como pedazos de diablos.
Como esperma dejada
por un borracho vomitando,
son sus piernas picadas.
Cuando hablan escupen, son de vómito el
alma.
No tienen ni calavera.
Que rezar ni hablemos!
Entre entonces, para qué nacieron?
Y todo, los une: solo viven en pos de una idea:
¡por la codicia traicionera!.-
jueves, noviembre 08, 2007
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