Extrañeza…hoy debería haber cantado victoria.
Se acabó todo…
Los múltiples escenarios están
cantando la canción de la hora
del nuevo año.
Y sin embargo, qué extrañeza…
No quedan más que sombras de
asustados caballos.
Y de niñas vírgenes buscando
el hombre – el falo-
Que las hará vivir,
alógenamente conviviendo con su
propia estupidez.
Extrañeza…
La soledad está llena, saturada de
gente ocupando sus lugares.
tomando “Martinies”
con un poco de Vodka, y una
infaltable aceituna.
Extrañeza, todo este paisaje.
El hombre aquel vestido de blanco,
bien pudiera ser un maestro
de escuela, un cirujano.
Una bestia.
Nos dijo que hoy
padeceremos de extrañeza.
Una enfermedad, difundida
entre la extraña
clase de los solitarios, inmersos
entre tanta gente. En la inmensa ciudad,
buscando y buscando, anónimos. Atados
a los espejos…
Cielo plomizo, castillos modernos, edificios
llenos de gente, sola…
Llenos de cemento y construídos con concreto.
Armazón de acero y cemento. Semental de sueños.
Alucinando, ….y alucinando….serpenteando
nosotros de la mano…
las geografías de la plaza.
Oteando el horizonte, plomizo, gris,
dudosamente extraño.
Saturado de ensueños, y de plomo.
yace entre toda la geografía mundana,
ese pájaro enfermo…de muerte, y más muerte.
Porque no lleva un nombre, no tiene obra social,
no ha pagado impuestos, no tendrá un entierro digno!
Mentiroso!, ese que me dijo que:
Hoy debía cantar victoria!
No es demasiado para un solo día?
Mientras, no se vea más que el horizonte muerto, de frío
Como, me pregunto: ¿Cómo danzaremos
con estas cadenas?
Con luces alógenas conviviendo con nuestra propia extrañeza
como un circo nocturno a cielo abierto:
Con sabor a estupidez.
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