por J.M.P.
Entiendo…
Se están aceitando
nuevamente
los fusiles.
Hay otro grito.
Gritos de inmisericorde
Odio.
Se están colgando de
lianas.
construyendo cabañas.
Llenos de sudor,
trabajan.
Aceitan los fusiles.
Hablan de un mundo mejor
en su proclama.
Creen que el gran ojo del Imperio los vigila.
Entiendo. No hay que ser tan inteligente,
demasiado odio ha generado odio.
Para qué sirve la vida, cuando te dejan afuera?
Así han nacido los revolucionarios.
Las revoluciones.
Los que mandan no se han desarmado el alma
les han mentido a todos en nombre del Padre.
Allá lejos, en la ciudad inmisericorde
sigue el niño pidiendo monedas.
Ni para el pan diario, y eso que hay más autos…
Festejan, los que mandan hasta que
el primer proyectil
se libere de la recámara.
El cielo enlutado, escucha a todos.
Su Santidad con ropajes dorados
condena la miseria. Condena el odio.
En voz muy baja.
En tanto en la selva,
y como en el sitio de Masada
no habrá sobrevivientes.
Un Cristo en la Cruz llora lágrimas
de sangre…
Y esto, a esta altura, eso es noticia?
Si aún sigue escribiéndose la historia universal de la infamia.
miércoles, abril 09, 2008
Extrañeza
Extrañeza…hoy debería haber cantado victoria.
Se acabó todo…
Los múltiples escenarios están
cantando la canción de la hora
del nuevo año.
Y sin embargo, qué extrañeza…
No quedan más que sombras de
asustados caballos.
Y de niñas vírgenes buscando
el hombre – el falo-
Que las hará vivir,
alógenamente conviviendo con su
propia estupidez.
Extrañeza…
La soledad está llena, saturada de
gente ocupando sus lugares.
tomando “Martinies”
con un poco de Vodka, y una
infaltable aceituna.
Extrañeza, todo este paisaje.
El hombre aquel vestido de blanco,
bien pudiera ser un maestro
de escuela, un cirujano.
Una bestia.
Nos dijo que hoy
padeceremos de extrañeza.
Una enfermedad, difundida
entre la extraña
clase de los solitarios, inmersos
entre tanta gente. En la inmensa ciudad,
buscando y buscando, anónimos. Atados
a los espejos…
Cielo plomizo, castillos modernos, edificios
llenos de gente, sola…
Llenos de cemento y construídos con concreto.
Armazón de acero y cemento. Semental de sueños.
Alucinando, ….y alucinando….serpenteando
nosotros de la mano…
las geografías de la plaza.
Oteando el horizonte, plomizo, gris,
dudosamente extraño.
Saturado de ensueños, y de plomo.
yace entre toda la geografía mundana,
ese pájaro enfermo…de muerte, y más muerte.
Porque no lleva un nombre, no tiene obra social,
no ha pagado impuestos, no tendrá un entierro digno!
Mentiroso!, ese que me dijo que:
Hoy debía cantar victoria!
No es demasiado para un solo día?
Mientras, no se vea más que el horizonte muerto, de frío
Como, me pregunto: ¿Cómo danzaremos
con estas cadenas?
Con luces alógenas conviviendo con nuestra propia extrañeza
como un circo nocturno a cielo abierto:
Con sabor a estupidez.
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