miércoles, abril 09, 2008

Yo entiendo

por J.M.P.


Entiendo…
Se están aceitando
nuevamente
los fusiles.

Hay otro grito.
Gritos de inmisericorde
Odio.

Se están colgando de
lianas.
construyendo cabañas.

Llenos de sudor,
trabajan.
Aceitan los fusiles.

Hablan de un mundo mejor
en su proclama.
Creen que el gran ojo del Imperio los vigila.

Entiendo. No hay que ser tan inteligente,
demasiado odio ha generado odio.
Para qué sirve la vida, cuando te dejan afuera?

Así han nacido los revolucionarios.
Las revoluciones.
Los que mandan no se han desarmado el alma
les han mentido a todos en nombre del Padre.

Allá lejos, en la ciudad inmisericorde
sigue el niño pidiendo monedas.
Ni para el pan diario, y eso que hay más autos…
Festejan, los que mandan hasta que
el primer proyectil
se libere de la recámara.

El cielo enlutado, escucha a todos.
Su Santidad con ropajes dorados
condena la miseria. Condena el odio.
En voz muy baja.

En tanto en la selva,
y como en el sitio de Masada
no habrá sobrevivientes.

Un Cristo en la Cruz llora lágrimas
de sangre…
Y esto, a esta altura, eso es noticia?
Si aún sigue escribiéndose la historia universal de la infamia.

Extrañeza






Extrañeza…hoy debería haber cantado victoria.

Se acabó todo…

Los múltiples escenarios están

cantando la canción de la hora

del nuevo año.

Y sin embargo, qué extrañeza…

No quedan más que sombras de

asustados caballos.

Y de niñas vírgenes buscando

el hombre – el falo-

Que las hará vivir,

alógenamente conviviendo con su

propia estupidez.

Extrañeza…

La soledad está llena, saturada de

gente ocupando sus lugares.

tomando “Martinies”

con un poco de Vodka, y una

infaltable aceituna.

Extrañeza, todo este paisaje.

El hombre aquel vestido de blanco,

bien pudiera ser un maestro

de escuela, un cirujano.

Una bestia.

Nos dijo que hoy

padeceremos de extrañeza.

Una enfermedad, difundida

entre la extraña

clase de los solitarios, inmersos

entre tanta gente. En la inmensa ciudad,

buscando y buscando, anónimos. Atados

a los espejos…

Cielo plomizo, castillos modernos, edificios

llenos de gente, sola…

Llenos de cemento y construídos con concreto.

Armazón de acero y cemento. Semental de sueños.

Alucinando, ….y alucinando….serpenteando

nosotros de la mano…

las geografías de la plaza.

Oteando el horizonte, plomizo, gris,

dudosamente extraño.

Saturado de ensueños, y de plomo.

yace entre toda la geografía mundana,

ese pájaro enfermo…de muerte, y más muerte.

Porque no lleva un nombre, no tiene obra social,

no ha pagado impuestos, no tendrá un entierro digno!

Mentiroso!, ese que me dijo que:

Hoy debía cantar victoria!

No es demasiado para un solo día?

Mientras, no se vea más que el horizonte muerto, de frío

Como, me pregunto: ¿Cómo danzaremos

con estas cadenas?

Con luces alógenas conviviendo con nuestra propia extrañeza

como un circo nocturno a cielo abierto:

Con sabor a estupidez.