viernes, septiembre 17, 2010

ENSAYO SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE – LA CARENCIA Y LA PARADOJA - LA SENCILLEZ COMO DEFINICIÓN DE LA VIDA

por Julio Miguel Panchuk

Uno se interroga sobre el hombre, es la eterna necesidad de saber qué somos, por qué somos, y para qué somos.
Luego del proceso de pensamiento acerca de estas cuestiones, básicamente determinado que en principio somos uno. Uno en el sentido estricto, uno puesto en el mundo, interactuando con el mundo, con la cultura de ese mundo, con los rituales de ese mundo, etc., etc. Uno consigo mismo.
Uno con un “self” establecido conforme a las carencias o déficits que, en consecuencia, siguiendo el postulado que somos eminentemente nuestra conducta nos adaptamos o pretendemos hacerlo a fuerza incluso en un proceso permanente y que sólo termina con nuestra muerte.
En principio la mente del ser humano y su conformación somática y por ende funcional a sus aptitudes para vivir en, dentro o transformar la naturaleza es la que importa para el ser. Aunque él no lo sepa, aunque crea en la presencia de un “yo” que lo distingue de los demás y lo “personaliza”, la verdad parece desprenderse de una situación biológica del proceso de adaptación. Es decir, que para que exista la necesaria homeostasis buscada genéticamente, estructural y funcionalmente por el cerebro para proveer a dos situaciones que le son inherentes: la procreación de la especie, y la sobrevivencia, el fenómeno adaptativo del cerebro pasa por confeccionar la idea de que uno es una persona.
En este proceso de individuación parece centrarse todo.
Desde el punto de vista empírico el fenómeno adaptativo conlleva para que el ser siga siendo la necesidad de re-conocimiento de los demás hacia uno. Y recíprocamente.
Las normas culturales sociales no parecen ser tan complejas. Su diseño obedece a la creación histórica de estas normas. El resultado confluye a brindar satisfacción a estos mandatos genéticos de procreación y de sobrevivencia. En lo primitivo ya las normas culturales sociales y del proceso adaptativo de los seres humanos funcionaron. Esta es la razón por la que siguió evolucionando hacia adelante en el tiempo, a medida que las sociedades humanas crecían y se adentraban en el conocimiento de la necesidad de las estructuras físicas de concentración social para poder realizar un más confortable modo de vida, que viene necesariamente de la mano de la asociación de los seres humanos en la creación organizada de ciudades, conceptos culturales de mínima y de máxima. Y la propia atribución emblemática ya del grupo al través de lo propicio del lenguaje como elemento funcional para que todo esto cobre algún sentido.
La tendencia al intercambio se vio definida así en un sistema de permisiones que se llama área de reserva o libertad. Esta libertad dejaba al hombre solo entre todos, le permitía ensayar sus conductas y perseguir la satisfacción de sus necesidades, siempre en forma organizada o no, pero con un valladar: el de no invadir la misma esfera de goce de esta autonomía relativa del otro. So pretexto de pagar con sus huesos en la cárcel o ser excluído como antisocial. En lo demás el hombre viviría para que el grupo funcione, y lo seguirá haciendo siempre.
Así como los animales son territoriales y delimitan con orín un territorio, el hombre es también territorial, pero su territorio puede ser muy pequeño en relación al de un animal, porque un animal necesita un territorio relativamente grande para realizar el goce de sus necesidades básicas, y el hombre por su proceso de culturalización , de estructuración de la manada humana y de la individuación de un líder dentro de esa manada, allega a considerarse potencialmente importante dentro de la estructura social determinada, cualquiera sea su nivel de evolución.
Algo es único y forzoso de que haga siempre el ser humano: seguir el proceso adaptativo para ser considerado por los demás como integrante inclusivo de la sociedad (ya dije, sea cual fuere ésta, tenga el tiempo de existencia que tenga, y la calidad y refinamiento cultural que tenga, como los iconos en los cuales funde su presencia institucional en el tiempo).
Uno nace en un determinado círculo que se integra al conjunto social, que se llamará la familia en la mayoría de los casos, o la sociedad pondrá una institución para que – de no tenerla por cualquier circunstancia – ese ser sea adoptado por otra célula como esta o metido en un instituto de crianza construido para dichos fines por la sociedad.
Si bien se desconoce el por qué los seres complejos tienen algo denominado como “afecto” una capacidad afectiva inherente al sí mismo, ya que en la estructura somática y de homeostasis lo único que vale es que todos los parénquimas y estructuras corporales “sean” para que el cerebro sea alimentado (el mismo cerebro, p.ej. regula la temperatura corporal, la cantidad de flujo de sangre que requiere, y demás elementos que posibilitan estar vivo o existir esta unidad llamada león, perro, hombre etc.) vale entonces decir que el primer objetivo de la existencia luego del poder alimentar todas las funciones vitales puras, es también consecuente el alimentar el campo afectivo del ser.
Por qué? Porque el ser tiene una necesidad básica en lo afectivo, de otro modo –haciendo una comparación muy directa- sería como una iguana, limitándose a satisfacer estos dos elementos básicos que signan su existencia: procreación y sobrevivencia.
Pero los afectos, al parecer, forman parte esencial del ser, sin afecto por más que el aspecto somático esté correctamente integrado, alimentado etc., no puedo haber vida por mucho tiempo.
El afecto y la necesidad de afecto son consecuencias del existir, y constituyen un combustible alimenticio que en los seres complejos pasa a ser natural ya. Si interpretamos por natural al proceso que es inherente al ser por “naturaleza” o por forzosa necesidad.
Para que se satisfaga esta necesidad de afecto, es necesario que ya en el mismo proceso de nacimiento a la vida exista alguien que satisfaga esta necesidad. La madre, por excelencia, es quien tiene como objeto el dar afecto al sujeto del afecto: su propia creación. Por más que haya habido otro ser –masculino - en dicho proceso natural de formación-fertilización de ese huevo interno o cigoto luego de la relación sexual la madre es la que lo lleva a ese huevo o saco que contiene el fruto de esa creación en marcha hacia su exterioridad dentro de su ser, su estructura ha sido creada naturalmente para ello, y el proceso de formación del feto lo siente dentro de su ser como un hecho intransferible aunque común.
Parece obvio que el momento del nacimiento sea traumático para este ser, porque la naturaleza de las cosas posibilitó que en un determinado tiempo de gestación, ese ser se estructurara biológicamente y afectivamente para poder salir al mundo convertido en “otro”.
En ese lugar en que moraba recibía todo lo necesario desde el punto de vista biológico, y también recibía cuidados y afecto, el medio en que se encontraba el feto en gestación era “perfecto” nada más le faltaba que seguir allí. Al salir a la vida como “otro” más de los seres de su tipo o especie y encima hacerlo de forma traumática pues adquiría noción de que estaba “separado” de su madre, el ser nacido esta vez dependía y dependerá de los solícitos cuidados de su madre, en sus primeros años de vida en el sentido puramente alimentario desde la leche materna, hasta el de afecto, el primer afecto incondicional, puro, el que necesariamente provocará el sentido de “separatidad” de la madre, y de interacción social con otros seres luego de la separación de la madre para cobrar individuación como persona.
En todo el proceso de vida del ser humano (los animales complejos tienen en su mayoría establecido hasta como una determinación el qué serán y asumido genéticamente el proceso de separatidad sin mayores inconvenientes), entonces, la madre será el único elemento válido o genuino de verdadero amor.
Por su incondicionalidad y por su naturaleza. Pero al separarse de su madre biológicamente y tener forzosamente que seguir el proceso adaptativo social, el proceso de culturalización, y de re-conocimiento de los otros, buscará necesariamente por mandato genético de sobrevivencia de la especie una pareja, que dado el estado actual de la sociedad en su mayoría está conformado por encontrar otra persona de otro sexo, para proseguir el cumplimiento de este mandato, o del mismo sexo. Esto último no tiene mayor importancia social, por el crecimiento exponencial del hombre en la tierra y la profunda transformación que su propia existencia causa y causó en la misma naturaleza que obliga a repensar el problema de la homosexualidad como algo inherente a los seres humanos que también es producto de la afectividad y hasta mayúscula por lo paradojal.
El fin, al parecer, justifica los medios. Tanto en la pareja heterosexual y exogámica como en la homosexualidad, lo único que es connatural a ambos unidos es la necesidad de dar y recibir afecto, y reconocimiento de la propia unidad biológica y afectiva del yo.
De ello se desprende que el hombre es producto de sus “carencias” sufridas en todo este proceso, o de sus déficits.
Cuando uno se pregunta dentro de la organización social cada vez más funcional y operativa para producir bienes de uso, capital etc., por qué el hombre tiende a la excelencia en su comportamiento productivo y social, nace la paradoja que lo explica: esto sobreviene de su propio sistema de carencias.
Que un filósofo haga o “cree” un sistema de explicación a las cosas o situaciones más oscuras y controvertidas que atañen a la especie humana, denota una profunda carencia, mediante la cual él cobra algún “sentido” para los demás y para sí mismo. Lo mismo que un músico cree música, o un ingeniero levante casas, o que cualquiera haga algo mediante el cual será re-conocido por los demás y objeto de especial atención.
Lo dicho parece ser antojadizo y hasta opinable. Pero para determinar esto me fundo en el hecho de que siendo el hombre un ser con capacidad cognitiva y de pensamiento abstracto fundado en lo empírico no sólo de él sino de las experiencias de los demás, no importa estén vivos o hayan muerto hace mil años atrás, vale el elemento lógico, y el elemento lógico dice que lo único que debes hacer es pasar el tiempo trabajando en forma racional para dar satisfacción a tus necesidades, comer, dormir, organizarte, aparearte y con-vivir con alguien para recibir y dar afecto, y luego pensarte o verte ya como un ser para la muerte sin mayores dificultades ni interrogantes como de dónde vienes, para qué vives, por qué vives o cuál es la razón y esencia como objeto último de tu existencia. Es lo que hacen la mayoría de los seres humanos, los que se destacan en la “investigación” de este “campo” son producto de la necesidad de cubrir carencias de tipo afectivo emocional, social, individual. No hay en realidad necesidad de hacer todo esto, sino fuese importante para cubrir algún déficit o compensarlo.
Esta sería la “tesis” de Eclesiastés un pequeño lugar en el libro que los hombres sacramentaron llamado La Biblia en la cual el Predicador exhibe como un elemento de pura sabiduría la vanidad de la vida pero a la vez concluye en que el proceso de la existencia debe ser dinámico, la búsqueda de la riqueza, la saciedad de las cosas, y luego el ver que esto tampoco vale, la búsqueda de la aventura, la búsqueda de otras culturas, de placeres, etc., para concluir en que tampoco esto es todavía la realidad de lo que significa “vivir”, pero también la necesidad de llevar a la práctica todo esto como que hay un “tiempo” para todo que debe ser atravesado, para concluir al final de los años en el reconocimiento del fenómeno entrópico que conllevará la tranquilidad de espíritu y el necesario temperamento para aceptar que el fin de los días de uno es algo que es inevitable, y por eso debe esperarse en paz y con “la mujer de tus días”, bien vestido, y bebiendo tu vino en paz y concentrarte en lo único que vale: Dios.
Este postulado es – en estos tiempos más – muy práctico, muy lleno de sentido. El hombre que “acepta” las cosas y el destino personal sin enloquecer ni proyectarse neuróticamente para “acomplejar” la propia vida. El colofón de Eclesiastés es que el hombre así dado es lo más “perfecto” (por su sencillez) que se puede encontrar y que su imperfección deriva de la insatisfacción absurda y de su capacidad de “complicarse” la existencia.
Las limitaciones cognitivas del hombre concluyen en dos vertientes sin solución: uno el ser para la muerte y el no aceptar serlo, y segundo, qué es el universo cómo se ha formado, cuándo y cómo se extinguirá…. Estas son los dos elementos que no se pueden vencer. Que en realidad el hombre nunca ha entendido. Ni entenderá por la imposibilidad de hecho de comprender algo tan inconmensurable.
Atañe al campo de la filosofía y la ciencia física sea cuántica, etc., la ciencia de la abstracteidad.
Así, como formulación del principio de paradoja el hombre sólo puede complicarse la existencia en estos dos aspectos si sólo sobreviene como resultado de carencias.
Uno no puede imaginarse por qué Einstein y ahora S. Hawkinks anda preguntándose y formulando postulados sobre el cosmos, Einstein en la teoría del Todo (padecía de síndrome de asperger) y este último directamente realizando a través de su cerebro indagaciones llevadas de la mano de la física abstracta para dar “solución” a estos enigmas. La pregunta es: ¿Lo haría si no estuviese privado de su propia locomoción por estar desgraciadamente inserto en una silla de ruedas inteligente? Si pudiese correr, tener relaciones sexuales, practicar deportes, se advierte casi con seguridad que no se dedicaría a esto tan sólo. Esto implica que todas sus teorías excéntricas sobre el universo no son tan importantes para el hombre común, que sabe per se que esto es un límite que no puede franquear la mente porque no puede probarlo.
Las carencias como paradoja de la evolución humana, entonces, son las que enmarcan la evolución tecnológica del hombre.
La “complejidad” de la existencia en este punto de vista, tiende a neutralizar o es un esfuerzo para neutralizar la angustiante sensación humana de ciertos seres humanos que padecen tanta fuerte neurosis de angustia por carencias afectivas, o por situaciones vivenciales que acarrean déficits.
El hombre que mira fútbol todo un fin de semana (o incluso entre semanas) o mira en la televisión espectáculos de dudosa originalidad, exposición mediática de otros, esto es, que vive para “ver” cómo viven o bien cómo le “dicen” que viven otras personas, no digo que no sean carenciadas. En todo caso están carenciadas de esa satisfacción elemental o goce primitivo pero saben qué equipo gana al final, o el sueño hace que opriman o programen que la televisión se apague para dar paso al sueño “reparador”.
En todo caso, la tesis de que el hombre necesita ser re-conocido por los demás es lo que lo lleva a “acomplejar” la existencia, y llenarla de angustia y de stress que somatiza y que también es fruto de otro elemento cimero para que –al parecer – un hombre no encuentre satisfacción más que en la complejidad absurda de su vida: la responsabilidad excesiva o por “todo” incluso lo que no le compete y la idea de lo que es justo o es “justicia” y su persecución absurda.
Como estamos viendo la “evolución” tecnológica del ser humano en su historia reveló nuevas formas de ver y de sentir la vida.
Que necesariamente llenan de complejidad la existencia, y la transforman en una experiencia bastante difícil de atravesar. Se incrementa la sensación de soledad, y en consecuencia, se incrementa la separatidad de los otros. El desprecio por los otros, esconde el deseo de poder ser como ellos.
A quienes no se comprende por supuesto. No se emula, porque a mayor conocimiento cultural el hombre se aleja más de sus semejantes.
Un ejemplo de esto es la creencia religiosa. Ayer vi en un momento dado una mujer asociada con otra llevando una imagen o icono que es la Virgen María. Es una obra hecha en yeso. Detrás iban muchas mujeres rezando el “rosario”.
Podemos aseverar que este comportamiento es fruto de la incultura de estas personas? No. Muchas de esas mujeres son profesionales, han leído, conocen la historia, la geografía, pueden incluso saber de matemáticas y enseñarlas, filosofía, etc., pero, ninguna se cuestiona nada de aquello que otros nos cuestionamos y que, paradojalmente, no encontrarán respuestas. Ellas sí encontraron la respuesta: la creencia que ese yeso que portan las dos de adelante es la relación con la divinidad. Las llena de goce y alegría y un sentido de pertenencia. Son todas, no hay “separatidad” el proceso de individuación al parecer está bien demarcado como ser con los demás. La incógnita del “ser para la muerte” no entra en sus postulados de vida.
Jung decía que probar o no la existencia de Dios no es una situación que en realidad importe, porque el hombre tiene en sí una necesidad de religiosidad y ello ya le basta y sobra.
Jung tiene razón porque esta improbabilidad en el sentido de no poder probar que esto “sea” en alusión a Dios o los santos, o cualquier panteón religioso en el mundo, no obstante ello tiene el “poder” de eliminar la tortura de la angustia existencial.
Entonces, el postulado que domina todo el horizonte humano, es aquella frase paradigmática dicha por un Premio Nobel de Economía cuyo apellido ahora no recuerdo que dijo ante la pregunta de qué consideraba que era el hombre: “Una hormiga es en esencia un ser sencillo su complejidad derivará de la complejidad del medio en que se desenvuelve; un hombre es en esencia un ser sencillo su complejidad derivará de la complejidad del medio en que se desenvuelve…”.
Al parecer la superación del hombre es conocer la paradoja. Que pese a sus “habilidades” biológicas y a su capacidad de pensamiento crítico y abstracto, no deja de ser un ente sencillo que tiene sobre sus hombros la tremenda responsabilidad de pensarse a sí mismo, construir un sí mismo, y servir a necesidades afectivas e inclusivas en su mayoría (porque los excluídos son los que rompen la regla común) vivenciar la vida como un todo de equilibrio en el cual se entregue a placeres mundanos, mienta, ensaye mecanismos de defensa y agresión, reproduzca la especie, trate de sobrevivir, disfrutar de la velocidad de los automóviles, vivir la tecnología en diversión propia, ser, en definitiva, lo más sencillo posible, allí, donde encontrará junto al reconocimiento de que Dios está presente para él como –la mayoría lo concibe- un “delivery” de pretensiones expresadas en oraciones, y sobre todo una impresionante contradicción con sus propios actos que precisamente lo lleva a ser humano.
Total, siempre habrá un carenciado de afecto y acomplejado en su existencia que creará medios tecnológicos, pensará filosóficamente preguntas sin respuesta posible, y tratará, vanamente, de explicar el “sentido” de esta vida.
Me permito transcribir la primera parte de Eclesiastés que me da un poco por lo menos de razón a este ensayo: “Yo, el Predicador, fui rey de Israel en Jerusalén, 13 y me entregué de lleno a investigar y estudiar con sabiduría todo lo que se hace en este mundo. ¡Qué carga tan pesada ha puesto Dios sobre los hombres para humillarlos con ella! 14 Y pude darme cuenta de que todo lo que se hace en este mundo es vana ilusión, es querer atrapar el viento.h 15 ¡No se puede enderezar lo torcido ni hacer cuentas con lo que no se tiene! 16-17 Entonces me dije a mí mismo: “Aquí estoy yo, hecho un gran personaje, más sabio que cuantos antes de mí reinaron en Jerusalén;i entregado por completo a profundizar en la sabiduría y el conocimiento y en la estupidez y la necedad, tan solo para darme cuenta de que también esto es querer atrapar el viento.”j 18 En realidad, a mayor sabiduría, mayores molestias; cuanto más se sabe, más se sufre.k 1 También me dije a mí mismo: “Ahora voy a hacer la prueba de divertirme; me daré buena vida.”a ¡Pero hasta eso resultó vana ilusión! 2 Y concluí que la risa es locura y el placer de nada sirve. 3 Con mi mente bajo el control de la sabiduría quise probar el estímulo del vino, y me di a él para saber si eso es lo que más le conviene al hombreb durante sus contados días en este mundo.c 4 Realicé grandes obras, me construí palaciosd y tuve mis propias viñas. 5 Cultivé mis huertos y jardines, y planté toda suerte de árboles frutales. 6 Construí albercas para el riego de los árboles plantados; 7 compré esclavos y esclavas, y aun tuve criados nacidos en mi casa; también tuve más vacas y ovejas que cualquiera otro antes de mí en Jerusalén.e 8 Junté montones de oro y plata, tesoros que antes fueron de otros reyes y de otras provincias.f Tuve cantores y cantoras, placeres humanos y concubinag tras concubina.h 9 Fui un gran personaje,i y llegué a tener más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Además de eso, la sabiduría no me abandonaba. 10 Nunca me negué ningún deseo; jamás me negué ninguna diversión. Gocé de corazón con todos mis trabajos, y ese gozo fue mi recompensa. 11 Me puse luego a considerar mis propias obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y me di cuenta de que todo era vana ilusión, un querer atrapar el viento, y de que no hay nada de provecho en este mundo. 12 Después me puse a reflexionar sobre la sabiduría, la estupidez y la necedad: ¿qué más podrá hacer el que reine después de mí, sino lo que ya antes ha sido hecho? 13 Y encontré que es más provechosa la sabiduría que la necedad, como también es más provechosa la luz que la oscuridad. 14 El sabio usa bien los ojos, pero el necio anda a oscuras.j Sin embargo, me di cuenta de que a todos les espera lo mismo,k 15 y me dije: “Lo que le espera al necio también me espera a mí, así que de nada me sirve tanta sabiduría. ¡Hasta eso es vana ilusión! 16 Porque nunca se acordará nadie del sabio ni del necio; con el correr del tiempo se olvida todo, y sabios y necios mueren por igual.” 17 Llegué a odiar la vida, pues todo lo que se hace en este mundo resultaba en contra mía. Realmente, todo es vana ilusión, ¡es querer atrapar el viento! 18 Llegué a odiar también todo el trabajo que había realizado en este mundo, pues todo ello tendría que dejárselo a mi sucesor. 19 Y una cosa era segura: que él, ya fuera sabio o necio, se adueñaría de cuanto, con tanto trabajo y sabiduría, logré alcanzar en este mundo. ¡Y esto también es vana ilusión! 20 Al ver lo que yo había hecho en este mundo, lamenté haber trabajado tanto, 21 pues hay quien pone sabiduría, conocimientos y experiencia en su trabajo, tan sólo para dejárselo todo a quien no trabajó para obtenerlo. ¡Y también esto es vana ilusión y una gran injusticia! 22 En fin, ¿qué saca el hombre de tanto trabajar y preocuparse en este mundo? 23 Toda su vida es de sufrimientos,l es una carga molesta; ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y esto también es vana ilusión! 24 Lo mejor que puede hacer el hombre es comer, beber y disfrutar del fruto de su trabajo, pues he encontrado que también esto viene de parte de Dios.m 25 Porque, ¿quién puede comer o gozar, si no es por él?n 26 De hecho, Dios da sabiduría, conocimiento y alegría a quien él mira con buenos ojos; pero al que peca, le deja la carga de prosperar y amontonar tesoros para luego dárselos a quien él mira con buenos ojos. ¡También esto es vana ilusión y querer atrapar el viento!

All rigths reserved

miércoles, noviembre 25, 2009

Mejor




No es nuevo. Son días diferentes. Extraños. Imposibles. Tú me llamas por el celular, me dejas mensajes de texto. Son algo indiferenciado. No tocan mi alma, pero si mi sexo. Mi sexualidad se siente afectada. No te conozco, ni tú a mí. Somos estrellas solitarias. Divorciadas por ese extraño sensibilizador de pulsos telefónicos. Solo una computadora nos une. Encima, es extraño el clima. Hoy no saldré amor, tampoco. Tengo miedo que seas algo…algo, que no me satisfaga. Que mi ego se resienta se llene de extrañeza.
Mejor dejemos. Todo. Para cuando nos veamos en la calle, en algún bar, en algún tipo de cueva arquetípica, en algún “lobby”“ de un hotel. O en la maraña de la isla de Lost.
En algún saxo tenor, escuchado en cualquier Pub (Public House). Sí, mejor dejemos, que nos encuentre la vida. Olvida esos mensajes de texto. Son tan sencillos, y urgentes. Como la diáspora judía, como la sensación de rara opulencia de las cosas desconocidas. Demasiado virtual para nosotros…

jueves, noviembre 19, 2009

Belleza perfecta

por Julio Miguel Panchuk "Beauty and Beast" by Ciruelo

Belleza perfecta.
Te dedico esta canción
desde el fondo de mi alma.
Cuando todo aún no era
ya era mi amor.
Belleza perfecta…
contemplemos el río
esa estela de plata
Que la luna refleja.
No hay otra forma
de compartirlo todo,
No tenemos un “cobre” (apenas)
Pero nos tenemos,
nada necesitamos.
estamos enamorados.
Deja que corra el rumor
de que el amor no cotiza
en bolsa.
Deja que tropiecen
los energúmenos ricachones,
pero no dejes de darle algo
a aquel, se ve padece de hambre,
y de una rara virtud: la vergüenza.
La de no pedir a mansalva.
El hombre camina solo,
ya no tiene más que a él,
solo.
Llámalo pero no lo ofendas,
dile que se trata…
de una campaña, que es plata
del gobierno.
No lo ofendas,
alguna vez el también
estuvo enamorado.
Alguna vez vio como yo,
ahora,
la belleza perfecta.
Sintió la misma sensación que yo,
ahora,
la de ser el hombre más vulnerable
del planeta.
Miremos la estela de plata que
es el río. En este banco en el
boulevard.
En silencio, ya pasará todo esto,
pero cuando descienda
de este cielo. Querida
seguramente, lo perfecto
será solo el recuerdo
de esta noche maravillosa.

miércoles, octubre 21, 2009

En los buenos tiempos




El jardín de las hespérides de Frederic Leighton (1892)



En los buenos tiempos estábamos enamorados.
En los buenos tiempos, éramos hermosos.
Ahora estamos alcanzados por el fulgor
de lo divino.
Ya no podemos salir a jugar al jardín
de las hespérides.
Ni robar manzanas.
Ni contar con los dedos de la mano
los amigos.
EL hombre feliz andaba sin camisa.
Ahora contamos los centavos
como contamos los minutos.
Tenemos que agarrarnos a golpes de puño,
con cierta suerte.
Aprendimos a la larga,
que el agua corre y el viento sopla
con cierto criterio mágico.
Ahora escuchamos el agua cantarina,
y nos ponemos allí, donde está el tigre
furioso, desalentado porque lo andan
buscando para extinguirlo.

viernes, enero 23, 2009

¿Por qué Bukowski?




En primer lugar para este tipo tiene que existir también un tipo determinado de lectores. O no? En mi caso, no porque tenga cincuenta años, siempre fui muy talentoso, ya a los diez años me “picaba” dentro de la cabeza que la vida era algo más algo que no comprendía muy bien, pero la “veía”. La veía en los ojos lejanos y secos de mi abuelo, y mi abuelo era muy inteligente. Yo confiaba en su inteligencia. Sabía que este asunto de la vida era un rollo un poco más jodido que lo que aspectaba, iba a la escuela y salvo algún que otro incidente – una maestra que enseñaba con ese tesón esa “pasión” que da el haber sido siempre una hembra sin sexo, sola, final, soltera…- la vida era un arrollador juego por llegar a ningún lado, la imaginación estaba en su máxima potencia, y no sabía escribir como ahora. Si lo hubiese sabido a los diez años hubiese sido un Nóbel de Literatura. Se perdió en aquel entonces, entre mantas, el Fuego Sagrado, soy demasiado realista hoy.
Desde ese momento hasta ahora no le encontré sentido a la existencia más que en aquello que el buen Dios nos dio, percepción, sensores para sentir, sensualismo, y así viví hasta que llegó el hoy. Ahora si comprendo que cualquier mediano hombre puede comprender a otro hombre como Charles Bukowski, y sí, llegar a la sensación de que Henry Miller fue un buen “vendedor” de presuntas transgresiones, que en realidad no eran para todos, solo para ordenar una moda, una forma de ser en la tilinguería que lo leía. No huérfana de buen pasar, y sin negocios con la pobreza.
En la literatura de ciencia ficción (dejemos a Miller y toda esa mierda), sí encontré imaginación. Eran unos poetas estos tipos, nos describían imágenes que estaban en sus sueños, delicadamente ensamblados con el porvenir. Se imaginaron este hoy, desde aquel pasado, como lo que es una verdadera mierda, una basura de normas implícitas socialmente que tienen una injerencia directa con nuestro Yo, con nuestra vida propia, sola, y necesariamente única, e importante para el más infeliz de nosotros.
Comenzamos sí, con esos clásicos, pero no los mejores: Shakespeare, Twain, Dante Alighieri, esa onda de los clásicos, pero no Dowstoiesky, por ejemplo, qué imaginar a Camus…. Ni Víctor Hugó. Algunas joyas como Melville, Bocaccio, hasta que llegamos a Poe, estuvimos unos años de buen noviazgo con él, y mientras tanto consumí Borges, buena literatura como Kafka, Conrad, y esos bodrios argentinos de Sábato, relatos oscuros, sin prosa, sin sentido, pero…que estaban de “moda”. Así es que me sometí a los dictados de los “intelectualoides” y tuve que consumir basura como Sartre, Malraux, Marx y todo ese opio. A Bukowski, lo descubrí a los 40 años, venía cansado y confundido, “Sinfonía de Cañerías” me gustó, me encantó, un tipo frontal y directo para decirte que nada de lo que soñaste que era la vida se cumpliría en algún momento, que era pura basura, y que finalmente el mundo estaba diseñado en torno al caos, a la inexorable sensación de “encuadrar” en un buen destino, que malversado solo terminaría en la locura, la miseria y el dolor moral de haber sido perjudicado por la propaganda y las expectativas, sobre todo, que nos indica el sistema creyendo que sí, somos hormigas humanas, y así olvidándonos de nuestra individualidad y sobre todo de nuestra sensualidad.
Dentro de lo frontal este tipo, te ocupa una prosa poética, y hace tan buen uso de la metáfora que la mezcla con cosas directas como “cogerse una tipa” y al mismo tiempo decir, “allí estaba ese tipo con ojos de cartón”. Es la importancia de la no importancia llevada al extremo. Nada en realidad importa, podemos alterar el paisaje de todo, leer a Kant, a Nietzche, y a los filósofos, pero si no entendemos a Heráclito, no entendemos nada…; podemos vivir en mansiones, con autos lujosos y mujeres de puro charme, pero en cuanto a estas últimas nos explica que también cagan, mean y se largan sus pedos como cualquiera, y que para el “producto final”, invierten largas horas de manufactura inmersas en productos químicos ya de forma industrializada y que si la viésemos al levantarse, tomaríamos como Lot sin mirar atrás cualquier camino que nos depare la rosa de los vientos, con tal de escapar de ese mal sueño. Pero nos explica que a la vez el precio por vivir con la mansión, el auto de ensueño y la cuenta bancaria, implica un precio que es mas alto que nuestras más altas expectativas, y que nos terminamos convirtiendo en estúpidos que o aportan o rehuyen de pagar a la oficina de impuestos, y que la caída es peor desde la altura, que el mero tropezón del pobre.
Nos revela algo que ya sabemos. Cuando habla de la amistad, el tipo parece haber leído mucho Proverbios y a Eclesiastés en la Biblia. Cuando se refiere a la amistad, o mejor dicho, casi no se refiere, se refiere a los “otros” siempre como compinches de juerga, de momentos, de colosales orgiásticas sesiones de bebida, de compartir lo morboso de ser un trabajador por monedas, para sobrevivir nomás, nos relata cuán triste está este o cuan angustiado aquel tipo, cuán hecho mierda está ese otro, y cuán pequeña es la miserable vida familiar de este… o nos dice de este que busca aceptación social en la riqueza, pagada en cuotas y patéticamente adquirida mediante tarjetas de plástico…y tanto lío para terminar ebrio…y así, nos vamos como despertando a la mañana, quitándonos las lagañas de los ojos, y advirtiendo que no nos bañamos ayer, y que hoy, tampoco lo haremos. Ni para una entrevista de trabajo…
El hombre, si, el que lleva el “cordón” entre las piernas, que no se hizo travestí ni tampoco le interesa mucho los del mismo sexo, ese que sufre cuando ve una verdadera hembra caminando, es el objeto de los devaneos, no sólo de Charles Bukowski, algo así como la razón de estado de su propia vida, es lo único junto a la cerveza que le permite ser feliz, vivir este intervalo entre la vida y la muerte que es el hoy, el “presente”. Precisamente: presente es lo que dice: lo actual, el hoy, en sentido figurado y también real: el regalo el obsequio. Puede ser un obsequio como ese cuando uno es pobre y otro pobre te lo regala por tu cumpleaños, encontrándote con una barata lapicera descartable, o puede ser encontrarse con una joya en el lodo, y limpiarla y ver que es un diamante, y venderlo naturalmente, para qué uno quiere “tener” un diamante? En el cofre de los días, se puede esconder una como otra cosa. La felicidad? Ah, eso es otra cosa.
La felicidad se palpa mejor y se puede narrar mejor, cuando se dice que es el estado aquel que uno tiene cuando sale de la resaca de una borrachera, o se levanta luego de cinco días con una gripe complicada…, en cierto modo, es recuperar aquello perdido. El concepto de felicidad, se reduce a esto, por ejemplo algo bueno que te pasa y te hace recuperar la sonrisa, peor, la carcajada fácil y estentórea, es el “estado de gracia” una especie de nirvana que experimenta el hombre citadino. Pero siempre relacionada con los demás, cuando de pronto, aunque sea por unos segundos, los otros dejan de ser el “infierno”, y se convierten en socios alegres para un momento alegre, así como en El Banquete de Fedón, por ahí salen cosas locas y muy bien conceptuadas y tratadas. Eso de la felicidad es la suma de momentos, es una vulgar mentira, una farsa, porque uno no puede traer a la memoria el polvo que se echó con aquella superhembra, tan agradable tan especial, nunca lo traerá…nunca fidedignamente y le dolerá. Le dolerá mucho más recordarlo que seguir de largo. Por eso uno se queda en su casa, se queda nomás, sin saberlo, y trata de dormir y no puede, y ve la televisión y esas exultantes hembras en esas pocas ropas, mostrando una anatomía fantástica, tan idiotas, tan vanas, tan sexuales…, todo como dijo el inolvidable Discépolo como en un cambalache la vida, toda mezclada Biblia con calefón, toda da igual…, ese sí que sabía, y nos liberó todo ese veneno, no sólo para que lo leamos, peor, para que lo escuchemos cantar con esa fruición que tiene el hombre que está solo y espera…El tango es lo contrario a la felicidad, no? Pero tiene su contrapeso, no sólo dice la verdad, para bailarlo la mujer se pone toda esa parafernalia, y esos tacones que le quedan de dulce, como serpientes, entreverados los bailarines. Como lo que es, una danza erótica. Viva. Por eso el tango tiene tantos visitantes a la meca en que vive: Buenos Aires..ah, mi Buenos Aires querido!
Muy bizarro es todo, pero no hay otra cosa que eso. Hasta los tipos que hacen propagandas en la televisión han perdido los estribos, cada vez más basura, más obviedad, más destrato hacia el esclavo moderno que está contemplando la caja esa. Sobre todo las propagandas de tarjetas de crédito, o de bancos, “sponsors” oficiales de la “selección Argentina” y toda esa mierda, resonando todo el día, “Niké” con esa zapatilla saltarás como el negro ese en el aire encestando una pelota de básquet, y quién mierda quiere hacerlo, andar por los aires encestando pelotas? O nos quieren decir, ese negro la tiene más ancha que tú, más larga, y es más hombre…; creo que ese es el mensaje subliminal. Para vender, desde un jabón hasta un litro de aceite tienen que estar esos infaltables niños, o esas mujeres exuberantes caminando por ahí..., insultándote…, pero la peor, mataría sin pensarlo a quien fue el “pope” de esa mierda por antonomasia: “ensuciarse hace bien”. de qué felicidad estamos hablando? Creo que el concepto que di no es el equivocado. Un intervalo entre dos territorios minados, entre obuses y morteros que pueden despedazarte en un momento, entre sellos, papeles, largas colas de espera, para que nos atienda alguien que ni nos mire a los ojos, para cualquier trámite público o privado como se dice, vulgarmente, desde el vulgar Estado que como un gran papá nos dice lo que es bueno y lo que es malo. Dios es más, insuperablemente bueno, cuando se enoja te destruye y listo, no se anda con chiquitas. No “amonesta” ni te somete a proceso. El mismo Jesús, dice “Yo Soy el que Juzga” no dice que tienes derecho a un abogado pago o que te de Él, ya, es un juzgamiento ipso facto, ni siquiera dice inocente o culpable, te das cuenta de la situación cuando veas mucha luz o por lo contrario, te arda el culo de ese infernal calor que te promete.
No se si esto es cierto, creo que ni Dios ni Jesús pueden actuar “así”, Dios lo hizo todo, y recuerdo al comenzar el Libro, cuando se arrepintió de haber hecho esta criatura, y dijo “la destruiré ya me cansó” y de pronto, como una debilidad digna de un Dios Creador, se acordó de Noe, y allí de vuelta todo, nos perdonó la vida, y seguimos hasta hoy, no cambiamos nunca. Y quizás se aburrió de todo, y construyó allá, en el Universo, en algún otro punto, en otro planeta de otra galaxia, un tipo que sea más sincero, mejor y que no ande dando vueltas, cuya vida tenga “algún sentido”.
A nosotros nos dejó con este Ángel: Satanás, que es un mentiroso, nos dice que Dios puso las reglas en oposición para jodernos la vida…, y él? Je, no es ningún “buen tipo”, él si es como el perro del hortelano, no come ni deja comer, o da de comer a quien ya está harto de comida. Este es un verdadero hijo de puta, porque es un avaro, este es un verdadero avaro. No Dios, Él por lo menos te da paz, y alegría genuina cuando le toca los bolsillos y la bolsa a Satanás, y te reparte un poco de todo lo que este “papá Noel” lleva consigo, regalándonos la seguridad de que nos vamos a morir un día, en un momento, y que mientras tanto, solo soñaremos con el placer. Quién puede sentirse bien, viendo como otro vive entre placeres? Al pedo, lúmpenes de mierda, que viven engañando y mintiendo, cagando a los demás, y explotándolos con la sibilina lengua.
Y si, tanto leído, para desembocar en que lo único bueno es la sinceridad. La verdad de la milanesa, de todo lo que es en verdad, y no lo que soñamos o imaginamos que es.
Poe, Bukowski, Kafka, la trilogía de la ironía, de la verdad aherrojada contra la anestesia en que se vive. El tipo que te despierta con un par de bifes y un latón de agua fría, y te dice: “arriba, maldito esclavo, es hora de volver a las minas”. A juntar carbón y más carbón, sin esperanzas de encontrar a su primo esquivo y huidizo: el diamante. Como demostrando que la vida puede ser en un momento una mierda, y en otro algo luminoso y radiante para los sentidos embotados a los que ya nos acostumbraron hace mucho, demasiado tiempo.
Quizás seguimos laborando allá abajo en la minas del pensamiento de la existencia con su seguridad de que el día de hoy es un calco del de ayer, que las necesidades de hoy, son las mismas de ayer, y de mañana. Con esa irracional, como siempre lo es, esperanza de que en algún momento algo cambie, y nos, como dice Serrat: nos sirva café la vida, y se siente a tomarlo con nosotros, antes de partir, rauda, a consolar por unos momentos a otro miserable, no importa que esté cagado en plata, ni que todos digan que es lindo, ni que tenga lo que deseamos. Lo que creemos también, que por derecho, debe ser nuestro.

martes, diciembre 23, 2008

Suceden milagros

por Julio M. Panchuk





Son las 2 de la mañana, aprecio que el aire se fue poniendo fresco y que un hermoso viento vino a llevarse las cargadas nubes de lluvia, que tuve que soportar durante un buen tiempo – unas dos semanas – con su carga de peste y veranito en pleno invierno, que el vulgo acostumbra llamar “veranillo de San Juan”. Cada vez más frío entraba por la ventana esta noche, todo esto me hacía bien, se movían las nubes rápido, y se agitaban los árboles con sus hojas trayendo una hermosa sensación a los oídos. Y yo allí, viendo la televisión, es algo temible para quien se de cuenta de pronto lo que está haciendo, siendo un mirón de lo que “hace” otra gente. Bailan, se besan, se enojan, conducen, escalan montañas, hablan en un corrillo con otra gente de economía, política, “justicia”, estado y la presidenta, siempre de ella y de unos tipos que dicen son el “sector “del campo”. Ni hablar de los noticieros. “Todo Noticias” –ese es el peor – sin solución de continuidad, muestran como un movilero y un cameraman andan con su equipo, por algún lugar de Buenos Aires mostrando un auto chocado y otros más, una especie de triple choque en una gran avenida, o el fallo que le dictaron a un policía porque en una “represión” mató a una manifestante, o un par de niños tomando pegamento cerca del obelisco, con esos infaltables “slides” debajo “Niños se drogan en pleno centro- Última Noticia”. Y la cara de la presentadora, o el presentador, turnándose para mostrar estas vulgaridades, trivialidades con nombres; la noticia central unas carpas en la plaza de Mayo, y unos tipos discutiendo a los gritos, mientras los canas fuman y hablan entre sí a varios metros, y cuando llega la cámara un tipo que es grande como un oso, envuelto en su campera, que lo mira a otro hablando acelerada y ofuscadamente con un pañuelo que dice “todos somos el campo” furibundo pero calmo a la vez y le manda un hermoso derechazo que por poco lo alcanza.., bueno, lo alcanzó, en parte de la mandíbula, un par de dientes rotos, un hilo de sangre y el tipo diciendo “Vieron, vieron ellos buscan “agredirnos”. Luego sin otro trámite pasan a mostrar en la tv el mostrador de una carnicería con unos precios insólitos de cortes de carne, y el tipo detrás del mostrador con esa cara de “banca” diciendo que no se preocupen que en unos días bajará el precio como 2 ó 3 por ciento…; El slide “Preocupante. La carne no bajó pese al anuncio que hizo el gobierno”. Y así, sin parar. Con esa música cansina y estrepitosa, una y otra vez escuchándola en mi cabeza. Y zapping y más zapping, un canal español muestra regiones cantábricas, y luego un canal alemán, obviamente hablando en idioma alemán una hermosa teutona con cara de puta y ese infaltable tailleur (muy europeo) que le queda como un envase para regalo. Uno no entiende nada, pero la mira, tan lejana, tan imposible. Zapping: el canal de los animales, un tipo en off con ese español “de España” haciéndolo todo tan monocorde, tan monótono. Zapping, el canal de MTV unos tipos gesticulando, aspavientos y gritos, negros llenos de cadenas de oro, y plata, con anillos inmensos en los dedos gordos, cantando o recitando mejor dicho un rap, y negras con rostros de putitas, y negritos con toda la pinta de maricones exuberantes y eléctricos, bailando al compás, mostrando las negras el culo recipendiario de una especie de cortos pantalones, que se cavan, se meten bien en el culo, haciendo gestos al negro de que se la quieren chupar, o relamiéndose con la lengua ante la cámara, con la cara pegada en la cámara y así y así hasta que termina, y pausa de un segundo, entra otro video que arriba dice “retro” y se lo ve a Luís Miguel con esa cara tan tan “característica” con esos dientes tan blancos, tan narcisista, empellándola contra un bolero. Y así, zapping, y más zapping. Vuelvo a “Todo Noticias”, los niños siguen tomando el pegamento, esta vez está un tipo de anteojos narrando la misma toma y sigue y sigue siempre pasando lo mismo, parece que están esperando que se muera un tipo importante algún jefe de estado, o que el Papa tenga retorcijones, ah.., me olvidaba: la rehén más importante del mundo, maquillada, con esa cara que viene de un flashback al mejor estilo YSL o Dior hablando ante cuarenta camarógrafos, y fotógrafos con sus infaltables “flash” una y otra vez, diciendo en francés –subtitulado en castellano- que pese a que sus captores la tuvieron en la selva 8 años, o no se cuánto, no se los podía destratar no eran tan malos como dice el presidente de Colombia, (me imagino que en cualquier momento aparecerá desnuda en la tapa de Play Boy o en la tapa de Vogué exhibiendo un tapado de piel –al mejor e impresentable estilo María Julia en Argentina- y debajo en pelotas, sonriendo…); y pensar que pagué y mucho por recobrar la señal de cable. Los paraguayos eran más divertidos, con esa aceptación patética de la miseria y la transfiguración de la existencia en hospitales donde muestran imágenes directamente de un tipo ya cadáver, en una cama de hospital; o esos policías con caras de corruptos y degenerados, mostrando el resultado de su “cacería” tres pendejos puestos a modo de candidatos al fusilamiento contra el muro, bastante preocupados, narrando al movilero en guaraní algo así como “yo solo pasaba por ahí, y me culpan de que con mis amigos violamos y matamos esa criatura…”, hasta las novelas mejicanas eran más interesantes, primero porque no había otra cosa que ver, y segundo porque todo se reducía a actos de celos, envidias, y un tipo que miraba furibundo a esa mujer linda, sí, pero vulgar, para –quizás- que las televidentes imaginen que pueden llegar a ser “ella”, farfullándole un reclamo cargado de veneno homosexual y narcisista, poniendo su mejor cara de neurótico y diciendo algo así como:” Te vas a casar con Javier porque tiene más dinero que yo…No es cierto, maldita! Estabas entonces antes conmigo por mi dinero…solo te interesa el dinero!” mientras ella, la actriz “principal” pone una cara de poker, y se produce una, “la” pausa antes de terminar con esta estupidez y pasar los títulos, una pausa para nada salida de la Escuela de Strassberg que te deja la sensación de que uno es un idiota mirando semejante espectáculo. Pero todo eso, todo eso, mucho mejor que el cable, que encima se paga, y caro. Nada paga esa sensación de dulce desinformación sobre lo que pasa en el país, porque el canal oficial dice que el mundo está magnífico, y que Argentina rebosa de alegría y de felicidad.
En semejante situación, me encuentro esta noche, podidamente enfermo y estornudando resultado de un raro resfrío que ya lleva casi dos semanas. Producto de la noche de “San Juan”, o del “veranillo” y…debe ser nomás, porque todo el mundo anda así, apestado por estos lares.
Reviso el dinero, con toda esta jodida inflación, ya no se saben los precios de las cosas, ni de los servicios. Salir con una puta de calle, sale más de cien pesos. Ni hablar de tomar algo, qué me queda, salir al centro. Pero, a qué? Qué de nuevo? Tengo mis cincuenta años, y mi sonrisa mis ganas de vivir quedaron tan devaluadas como el dinero que tengo en el cajón de la mesa de luz. Pero, algo hay que hacer. Por de pronto, tomar un dinero, y salir sin mirar atrás para no arrepentirse, buscando en forma paranoíca un taxi que esté libre, viniendo de algún lugar de las dos avenidas.
Por un momento pensé en llamar a algún “compinche”. Desistí de la idea. Me pareció cuando subía al taxi y le dije al tachero: “Al centro, en cualquier lugar, en Córdoba y San Lorenzo…” mirando callado con el ceño adusto por la ventanilla la nada en la calle, y sin la más mínima duda que yo era un absoluto irresponsable. Que la culpa de todo la tenía la televisión y ese patético pensamiento que siempre me rodea, que si me quedo puede ser mi última noche. Lo que puede, y no puede ser…por supuesto.
Estoy llegando al “centro”,pienso (me pongo el medio melón en la cabeza y con una banderita de taxi libre…) me sonrío para mis adentros. Esto es duro. No importa, me digo en voz baja, puede ser, alguien dijo que todos los días…suceden milagros.

viernes, noviembre 21, 2008

Cosas que no puedo


No puedo establecer límites.
No es mi pretensión, nunca lo fue,
establecer límites.

En mi hora fui y aparté
de mi camino tantas cosas,
incluso oraciones.

No se cuándo ni dónde,
comencé a amar. Pero
no me detuve.

No puedo hacer ciertas cosas
para ellas estoy inválido.
Para el dolor, la mentira, para dejar de verte.

Por más que me calle
y camine solo, por más
que ande por ahí con una cuestión pendiente.

Con una carta entre las manos,
yo, te prometo, querida.
Yo te prometo.

Que como cuando comencé a amar
no me detuve. No me detendré,
en lo absoluto, cuando recorra todo,
tu cuerpo.

Hay ciertas cosas,
que no puedo
hacer…para otras soy un artesano.