viernes, enero 23, 2009

¿Por qué Bukowski?




En primer lugar para este tipo tiene que existir también un tipo determinado de lectores. O no? En mi caso, no porque tenga cincuenta años, siempre fui muy talentoso, ya a los diez años me “picaba” dentro de la cabeza que la vida era algo más algo que no comprendía muy bien, pero la “veía”. La veía en los ojos lejanos y secos de mi abuelo, y mi abuelo era muy inteligente. Yo confiaba en su inteligencia. Sabía que este asunto de la vida era un rollo un poco más jodido que lo que aspectaba, iba a la escuela y salvo algún que otro incidente – una maestra que enseñaba con ese tesón esa “pasión” que da el haber sido siempre una hembra sin sexo, sola, final, soltera…- la vida era un arrollador juego por llegar a ningún lado, la imaginación estaba en su máxima potencia, y no sabía escribir como ahora. Si lo hubiese sabido a los diez años hubiese sido un Nóbel de Literatura. Se perdió en aquel entonces, entre mantas, el Fuego Sagrado, soy demasiado realista hoy.
Desde ese momento hasta ahora no le encontré sentido a la existencia más que en aquello que el buen Dios nos dio, percepción, sensores para sentir, sensualismo, y así viví hasta que llegó el hoy. Ahora si comprendo que cualquier mediano hombre puede comprender a otro hombre como Charles Bukowski, y sí, llegar a la sensación de que Henry Miller fue un buen “vendedor” de presuntas transgresiones, que en realidad no eran para todos, solo para ordenar una moda, una forma de ser en la tilinguería que lo leía. No huérfana de buen pasar, y sin negocios con la pobreza.
En la literatura de ciencia ficción (dejemos a Miller y toda esa mierda), sí encontré imaginación. Eran unos poetas estos tipos, nos describían imágenes que estaban en sus sueños, delicadamente ensamblados con el porvenir. Se imaginaron este hoy, desde aquel pasado, como lo que es una verdadera mierda, una basura de normas implícitas socialmente que tienen una injerencia directa con nuestro Yo, con nuestra vida propia, sola, y necesariamente única, e importante para el más infeliz de nosotros.
Comenzamos sí, con esos clásicos, pero no los mejores: Shakespeare, Twain, Dante Alighieri, esa onda de los clásicos, pero no Dowstoiesky, por ejemplo, qué imaginar a Camus…. Ni Víctor Hugó. Algunas joyas como Melville, Bocaccio, hasta que llegamos a Poe, estuvimos unos años de buen noviazgo con él, y mientras tanto consumí Borges, buena literatura como Kafka, Conrad, y esos bodrios argentinos de Sábato, relatos oscuros, sin prosa, sin sentido, pero…que estaban de “moda”. Así es que me sometí a los dictados de los “intelectualoides” y tuve que consumir basura como Sartre, Malraux, Marx y todo ese opio. A Bukowski, lo descubrí a los 40 años, venía cansado y confundido, “Sinfonía de Cañerías” me gustó, me encantó, un tipo frontal y directo para decirte que nada de lo que soñaste que era la vida se cumpliría en algún momento, que era pura basura, y que finalmente el mundo estaba diseñado en torno al caos, a la inexorable sensación de “encuadrar” en un buen destino, que malversado solo terminaría en la locura, la miseria y el dolor moral de haber sido perjudicado por la propaganda y las expectativas, sobre todo, que nos indica el sistema creyendo que sí, somos hormigas humanas, y así olvidándonos de nuestra individualidad y sobre todo de nuestra sensualidad.
Dentro de lo frontal este tipo, te ocupa una prosa poética, y hace tan buen uso de la metáfora que la mezcla con cosas directas como “cogerse una tipa” y al mismo tiempo decir, “allí estaba ese tipo con ojos de cartón”. Es la importancia de la no importancia llevada al extremo. Nada en realidad importa, podemos alterar el paisaje de todo, leer a Kant, a Nietzche, y a los filósofos, pero si no entendemos a Heráclito, no entendemos nada…; podemos vivir en mansiones, con autos lujosos y mujeres de puro charme, pero en cuanto a estas últimas nos explica que también cagan, mean y se largan sus pedos como cualquiera, y que para el “producto final”, invierten largas horas de manufactura inmersas en productos químicos ya de forma industrializada y que si la viésemos al levantarse, tomaríamos como Lot sin mirar atrás cualquier camino que nos depare la rosa de los vientos, con tal de escapar de ese mal sueño. Pero nos explica que a la vez el precio por vivir con la mansión, el auto de ensueño y la cuenta bancaria, implica un precio que es mas alto que nuestras más altas expectativas, y que nos terminamos convirtiendo en estúpidos que o aportan o rehuyen de pagar a la oficina de impuestos, y que la caída es peor desde la altura, que el mero tropezón del pobre.
Nos revela algo que ya sabemos. Cuando habla de la amistad, el tipo parece haber leído mucho Proverbios y a Eclesiastés en la Biblia. Cuando se refiere a la amistad, o mejor dicho, casi no se refiere, se refiere a los “otros” siempre como compinches de juerga, de momentos, de colosales orgiásticas sesiones de bebida, de compartir lo morboso de ser un trabajador por monedas, para sobrevivir nomás, nos relata cuán triste está este o cuan angustiado aquel tipo, cuán hecho mierda está ese otro, y cuán pequeña es la miserable vida familiar de este… o nos dice de este que busca aceptación social en la riqueza, pagada en cuotas y patéticamente adquirida mediante tarjetas de plástico…y tanto lío para terminar ebrio…y así, nos vamos como despertando a la mañana, quitándonos las lagañas de los ojos, y advirtiendo que no nos bañamos ayer, y que hoy, tampoco lo haremos. Ni para una entrevista de trabajo…
El hombre, si, el que lleva el “cordón” entre las piernas, que no se hizo travestí ni tampoco le interesa mucho los del mismo sexo, ese que sufre cuando ve una verdadera hembra caminando, es el objeto de los devaneos, no sólo de Charles Bukowski, algo así como la razón de estado de su propia vida, es lo único junto a la cerveza que le permite ser feliz, vivir este intervalo entre la vida y la muerte que es el hoy, el “presente”. Precisamente: presente es lo que dice: lo actual, el hoy, en sentido figurado y también real: el regalo el obsequio. Puede ser un obsequio como ese cuando uno es pobre y otro pobre te lo regala por tu cumpleaños, encontrándote con una barata lapicera descartable, o puede ser encontrarse con una joya en el lodo, y limpiarla y ver que es un diamante, y venderlo naturalmente, para qué uno quiere “tener” un diamante? En el cofre de los días, se puede esconder una como otra cosa. La felicidad? Ah, eso es otra cosa.
La felicidad se palpa mejor y se puede narrar mejor, cuando se dice que es el estado aquel que uno tiene cuando sale de la resaca de una borrachera, o se levanta luego de cinco días con una gripe complicada…, en cierto modo, es recuperar aquello perdido. El concepto de felicidad, se reduce a esto, por ejemplo algo bueno que te pasa y te hace recuperar la sonrisa, peor, la carcajada fácil y estentórea, es el “estado de gracia” una especie de nirvana que experimenta el hombre citadino. Pero siempre relacionada con los demás, cuando de pronto, aunque sea por unos segundos, los otros dejan de ser el “infierno”, y se convierten en socios alegres para un momento alegre, así como en El Banquete de Fedón, por ahí salen cosas locas y muy bien conceptuadas y tratadas. Eso de la felicidad es la suma de momentos, es una vulgar mentira, una farsa, porque uno no puede traer a la memoria el polvo que se echó con aquella superhembra, tan agradable tan especial, nunca lo traerá…nunca fidedignamente y le dolerá. Le dolerá mucho más recordarlo que seguir de largo. Por eso uno se queda en su casa, se queda nomás, sin saberlo, y trata de dormir y no puede, y ve la televisión y esas exultantes hembras en esas pocas ropas, mostrando una anatomía fantástica, tan idiotas, tan vanas, tan sexuales…, todo como dijo el inolvidable Discépolo como en un cambalache la vida, toda mezclada Biblia con calefón, toda da igual…, ese sí que sabía, y nos liberó todo ese veneno, no sólo para que lo leamos, peor, para que lo escuchemos cantar con esa fruición que tiene el hombre que está solo y espera…El tango es lo contrario a la felicidad, no? Pero tiene su contrapeso, no sólo dice la verdad, para bailarlo la mujer se pone toda esa parafernalia, y esos tacones que le quedan de dulce, como serpientes, entreverados los bailarines. Como lo que es, una danza erótica. Viva. Por eso el tango tiene tantos visitantes a la meca en que vive: Buenos Aires..ah, mi Buenos Aires querido!
Muy bizarro es todo, pero no hay otra cosa que eso. Hasta los tipos que hacen propagandas en la televisión han perdido los estribos, cada vez más basura, más obviedad, más destrato hacia el esclavo moderno que está contemplando la caja esa. Sobre todo las propagandas de tarjetas de crédito, o de bancos, “sponsors” oficiales de la “selección Argentina” y toda esa mierda, resonando todo el día, “Niké” con esa zapatilla saltarás como el negro ese en el aire encestando una pelota de básquet, y quién mierda quiere hacerlo, andar por los aires encestando pelotas? O nos quieren decir, ese negro la tiene más ancha que tú, más larga, y es más hombre…; creo que ese es el mensaje subliminal. Para vender, desde un jabón hasta un litro de aceite tienen que estar esos infaltables niños, o esas mujeres exuberantes caminando por ahí..., insultándote…, pero la peor, mataría sin pensarlo a quien fue el “pope” de esa mierda por antonomasia: “ensuciarse hace bien”. de qué felicidad estamos hablando? Creo que el concepto que di no es el equivocado. Un intervalo entre dos territorios minados, entre obuses y morteros que pueden despedazarte en un momento, entre sellos, papeles, largas colas de espera, para que nos atienda alguien que ni nos mire a los ojos, para cualquier trámite público o privado como se dice, vulgarmente, desde el vulgar Estado que como un gran papá nos dice lo que es bueno y lo que es malo. Dios es más, insuperablemente bueno, cuando se enoja te destruye y listo, no se anda con chiquitas. No “amonesta” ni te somete a proceso. El mismo Jesús, dice “Yo Soy el que Juzga” no dice que tienes derecho a un abogado pago o que te de Él, ya, es un juzgamiento ipso facto, ni siquiera dice inocente o culpable, te das cuenta de la situación cuando veas mucha luz o por lo contrario, te arda el culo de ese infernal calor que te promete.
No se si esto es cierto, creo que ni Dios ni Jesús pueden actuar “así”, Dios lo hizo todo, y recuerdo al comenzar el Libro, cuando se arrepintió de haber hecho esta criatura, y dijo “la destruiré ya me cansó” y de pronto, como una debilidad digna de un Dios Creador, se acordó de Noe, y allí de vuelta todo, nos perdonó la vida, y seguimos hasta hoy, no cambiamos nunca. Y quizás se aburrió de todo, y construyó allá, en el Universo, en algún otro punto, en otro planeta de otra galaxia, un tipo que sea más sincero, mejor y que no ande dando vueltas, cuya vida tenga “algún sentido”.
A nosotros nos dejó con este Ángel: Satanás, que es un mentiroso, nos dice que Dios puso las reglas en oposición para jodernos la vida…, y él? Je, no es ningún “buen tipo”, él si es como el perro del hortelano, no come ni deja comer, o da de comer a quien ya está harto de comida. Este es un verdadero hijo de puta, porque es un avaro, este es un verdadero avaro. No Dios, Él por lo menos te da paz, y alegría genuina cuando le toca los bolsillos y la bolsa a Satanás, y te reparte un poco de todo lo que este “papá Noel” lleva consigo, regalándonos la seguridad de que nos vamos a morir un día, en un momento, y que mientras tanto, solo soñaremos con el placer. Quién puede sentirse bien, viendo como otro vive entre placeres? Al pedo, lúmpenes de mierda, que viven engañando y mintiendo, cagando a los demás, y explotándolos con la sibilina lengua.
Y si, tanto leído, para desembocar en que lo único bueno es la sinceridad. La verdad de la milanesa, de todo lo que es en verdad, y no lo que soñamos o imaginamos que es.
Poe, Bukowski, Kafka, la trilogía de la ironía, de la verdad aherrojada contra la anestesia en que se vive. El tipo que te despierta con un par de bifes y un latón de agua fría, y te dice: “arriba, maldito esclavo, es hora de volver a las minas”. A juntar carbón y más carbón, sin esperanzas de encontrar a su primo esquivo y huidizo: el diamante. Como demostrando que la vida puede ser en un momento una mierda, y en otro algo luminoso y radiante para los sentidos embotados a los que ya nos acostumbraron hace mucho, demasiado tiempo.
Quizás seguimos laborando allá abajo en la minas del pensamiento de la existencia con su seguridad de que el día de hoy es un calco del de ayer, que las necesidades de hoy, son las mismas de ayer, y de mañana. Con esa irracional, como siempre lo es, esperanza de que en algún momento algo cambie, y nos, como dice Serrat: nos sirva café la vida, y se siente a tomarlo con nosotros, antes de partir, rauda, a consolar por unos momentos a otro miserable, no importa que esté cagado en plata, ni que todos digan que es lindo, ni que tenga lo que deseamos. Lo que creemos también, que por derecho, debe ser nuestro.