sábado, septiembre 22, 2007

Aportes a la filosofía

por Julio Miguel Panchuk

La filosofía es lo que permite al hombre dentro del borde del instrumento lingüistico del cual no podrá apartarse, pues delimita el objeto de su búsqueda en lo particular, acceder al saber. El “shofos” o saber. Por qué saber? El primer interrogante de todos, al parecer.

La angustia humana crea las condiciones necesarias para adentrarse en esta difícil, qué digo, ciclópea tarea de conocer, de saber. El por qué saber? Es precisamente la forma principal que tiene el ser de interrogar e interrogarse. En la mayoría de los casos no acontece que se piense y que se tenga ese formidable interrogante. Ese por qué? La mayoría no se interroga, no se complica la existencia ni haciendo la pregunta ni buscando la respuesta. Porque la mayoría de los seres humanos pueden vivir simplemente, dejarse llevar por las circunstancia que lo rodean y no interrogarse ni interrogar mucho, dando por sentado las “verdades” impuestas por el todo social, integrado en lo cultural, en las tradiciones, en la aceptación inconcusa de que todo “es” así nomás, tal como está arrojado en el mundo, la tarea de vivir estará en el aprendizaje de un sistema de aceptaciones sociales de las cuales no se puede ir más lejos. El hombre que se interroga, que filosofa, no es la mayoría es una minoría que se enfrenta a interrogantes que le depara el pasar de los días, para ambos tipos de personas, los días son números. Pero para este desdichado que busca el por qué, este calvario intelectual y moral, la vida no es fácil, porque se ha complicado mucho al cuestionar, pero ya está allí, ya está cuestionando no le queda otra que abordar nomás la pregunta, e interrogarse y dar respuestas del por qué se está en este mundo.

No puede entender que los días sólo sean números, y al mismo tiempo no puede aceptar complacientemente los mandatos sociales.

Cuando uno lee La Biblia, ve que los Profetas se interrogaban primero sobre lo que era lo social para determinar de manera tal que hagan lo que luego se llamó “política” en Grecia, emitían mandatos divinos o devenidos de lo divino, ¿cómo explicar a la masa lo que la masa no podría ni quería entender? Pero si tenían conciencia de que la amenaza del mal, ante las desviaciones sociales podría tener repercusión en la sociedad de su época. ¿Algo ha cambiado? Posiblemente en las formas, pero en la sustancia no. El hombre todavía pretende hacer lo que finalmente lo destruirá socialmente, entonces, las voces de los “actuales” profetas, será indudablemente una amenaza de un mal. Es algo así como un índice de corrección que hay que aplicar para que se persista al menos naturalmente o se esté en una cierta “homeostasis social”. No gasten combustible no renovable en forma tan irracional. Respeten los derechos de los hombres, los derechos humanos. Intenten replegar sus arsenales químicos, radioactivos, etc., o armas de destrucción masiva, etc., etc.

Son los profetas de hoy los de siempre, los que se apartan de la masa o mass media y provocan la denuncia, se formulan interrogantes, viven en torno del por qué? Lo hacen porque la irracionalidad es la constante en la especie humana, e incluso esos actos irracionales de las sociedades humanas, ej. El hombre es el único que toma un hábitat lo destruye y luego lo reemplaza por otro, el hombre es el único que pone de relieve y en funcionamiento la teoría del caos, logrando que el aleteo de la mariposa en el mar de China, sea mañana el gigantesco sistema de huracanes del Caribe y así. Europa con sus parcelas en las cuales conviven decenas de naciones, y encima, a un grado de sistemática productiva que permite todavía que los hombres accedan a bienes y servicios, para denotar una cierta excelencia de vida, que se mide en calidad de salud física, pero no mental por ejemplo. Como en los Estados Unidos de América, donde el formidable sistema de consumo que se retroalimenta diariamente lleva a la locura y la estupidez a sus habitantes, cobra proporción inconmensurable la elección del elitismo (teoría de la dinámica de las elites) como única forma de vivir bien en paz consigo mismo, y hasta darse el lujo de andar por el mundo en forma cualificada, pero subyaciendo como una sociedad dentro de otra que la alimenta.

Esto sumado a la hiperpoblación asiática, y al reservorio latinoamericano donde impera la violencia, el deseo y la irracionalidad nos genera dentro del auto planteo sofístico general masificado y producto del mercado de que hoy somos mejores que antes. Lo que constituye una mentira insoslayable pues no resiste muchos análisis tal aserción más mágica que racional.

Decía que la masa o marea humana no es racional, es irracional. Como en un “concierto” de rock o pop, miles y miles de personas se entregan a desencadenar a través del grito, y la fusión, no importa es más es una constante que quienes lo hacen sean entre sí absolutamente desconocidos, desde que ello es razonable: ninguno de ellos se conoce a sí mismo.

Entonces, el fenómeno de la catarsis se produce, lo mismo en las religiones, inimaginado aún para Alá o Dios tanta gente que abdica del libre albedrío, y que cree que cuántos más ( constante cuantitativa) es decir, se sean más se ubica Dios con ellos, cuando en la realidad personal de cada uno de estos, no se produce esa Comunión íntima con el Creador y menos el fenómeno del pensamiento libre, sino una suerte de histeria colectiva que es estimulada, sea por el rockero o el pastor, quitando precisamente el sentido de congregación, que regía en los siglos XVII (finales) y XIX, y que empezó a pervertirse a mediados del siglo XX sin probabilidad de retroceso, salvo supuesto de destrucción masiva nuclear o algo así.

En lo personal, sólo imagino y creo que el Amor puede y es lo único que permite en realidad encontrar un sentido positivo a la vida. De ser así, es obvio que creo en el Creador en Dios. Pero esta creencia no es parcializada, es general, no hay un Dios para mí y otro para otra latitud es el mismo en todos lados. El Amor es uno en todos lados. Y produce el mismo efecto positivo en los seres humanos.

Por esto en Eclesiastés pequeño libro capitular que integra La Biblia, donde se habla crudamente de la vanidad de la vida, se puede integrar esta denuncia de “vanidad” de la existencia con la existencia misma que así queda enlazada y permite comprender el por qué de nuestra existencia, sin negar al contrario reafirmando el plan de Dios y su perfección. Nacemos, somos arrojados al mundo, y luego vamos aprendiendo a caminar, a ejercer habilidades que un día nos permitan admirar lo Creado, y de allí en más, elegir, poner en marcha el fenómeno del libre albedrío. Dice “no seas tan justo ni tan injusto, por qué perder la vida antes de tiempo” “no busques el día de ayer, no volverá, ni te detengas en el ayer…” “ví necios que sin hacer nada tienen heredad y fortunas, y sabios piadosos y buenos que nada tienen y sufren la miseria “ y vi que “todo esto también es vanidad”, esta aparente discursiva nihilista acerca de la vida “vive, porque allí donde todos vamos al Seol (la tumba) no hay amor, ni deseo, ni luz, ni nada” “en el sepulcro no hay memoria”…; este aparente nihilismo e inservibilidad de la vida, no es así, es un ciclo natural creado por el Creador de manera perfecta. El mismo Eclesiastés, confirma ello cuando dice que los impíos y sobre todo, los necios, la necedad, no tiene en la fugaz existencia crédito bueno ni creativo, solo la paga es la muerte mala, el desastre en vida. Recomienda el cumplimiento del deber que es el Amor a sí mismo para poder amar a los demás, y comprender a los demás, sobre todo. Esto no es nihilismo. Nihilismo y estupidez sería reclamar egocéntricamente derechos inalienables a vivir después de morir, no entender que como culmina el libro ese lo verdaderamente importante es aceptar estas reglas de vida, que es simplemente ser honrado, buena persona, trabajar por lo suyo y amar a Dios (la Creación) y admirarla, con la mujer de tus días, y esperando con paciencia y alegría el final.

Sartre decía “soy un hombre común” de ese modo soy la humanidad. En el “Existencialismo es un Humanismo” decía sobre la posibilidad de elegir y hasta optar en lo peor, siempre, como un acto de elección, no importa si creo o no en Dios o soy ateo, debo ser íntegro y comprometerme. El compromiso. Esa actitud que defendía, explicó, lo llevó a renunciar al Premio Nóbel. Quizás su extremismo residió precisamente en su fundamentalista creencia de que todos somos libres de eligir, u optar aunque más no sea…. Donde nos abombamos como personas, y nos metemos en nuestras creencias a modo de verdad absoluta, por sí o por interpósitos “gurues” de la vida, sean, estén en el lado que estén, dejamos de ser. Por esto E. Fromm, tiene la sutil forma de definir al invididuo como el ser “in-diviso” y no dividido, fragmentado. Pero reclama el Amor como forma de vida, sino fuera del Amor solo existe el disvalor.

En cuanto a los imperativos kantianos, y el ataque hacia estos pragmas de parte de Nietzche, existe un intermedio un punto medio. Un equilibrio para el pensador, a fin que no se convierta de filósofo en sofista. No hay reglas es el secreto. Sino principios de existencia. Y sobre todo la persistencia siempre de la duda sobre todo, pero no de la realidad del Amor, como elemento único que determine la posibilidad de vivir construyendo y no destruyendo.

Si vemos la cosa desde la existencia marital por ejemplo, vemos que dos pábulos enamorados contraen núpcias, o si conviven en concubinato, olvidan que los días son números nada más, o por lo contrario (los menos) son fenómenos únicos e irrepetibles que hay que honrar diariamente. Siempre estará ahí algo que se llama: la diferencia. La mayoría cuenta como un reo en la cárcel (tiene más sentido porque luego del último viene la ansiada libertad) los números, sin tacharlos, y de a poco, se va el deseo, se van la ilusiones primitivas, y allegan a ver la realidad absurda que los unió. Y la mayoría seguirá en una unidad enfermiza, viviendo infernalmente, y creando en sus hijos las condiciones ideales del ser frustrado de antemano.

Y así…


Es por ello, que esa pregunta que se origina un día: ¿Por qué? Es lo que empieza a transformarnos en filósofos, en busca de la verdad del saber. Aunque todo pase al final como dice Ismael Serrano en una canción “para qué, si ahora mueren en Bostnia, los que morían en Vietnam…”. La constante es una, pero la constancia es otra: seguir preguntándose siempre, sin miedo, y como la vista del águila: ¿ Por qué?.

Reflexión sobre la esencia del ser y la condición humana

por Julio Miguel Panchuk

La esencia del ser, puede ser medida y puede ser pesada, puede ser atómicamente interpretada, pero, ¿Quién sopesará al Espíritu del hombre? Hoy somos miles de millones de seres humanos. Todo un gigantesco sistema de esclavitud y de producción para que un pequeño público viva en la abundancia, o por lo menos la dignidad –relativa como lo veremos- diaria de poder trabajar y llevar a su casa el pan digno.

Si me pongo a imaginar en todo eso, me imagino la máxima injusticia de la historia del género humano, o la constante injusticia sostenida desde su fundación, o la desgraciada materialmente y también afortunada espiritualmente forma de vivir desde el primer hombre?

Que se tilde de irresponsable a un hombre y a una mujer que forman una pareja o procrean por llenar todo el planeta de tanta gente es directamente un insulto al Creador, dado que Él es el que da la vida en el fondo de todo; o, por lo contrario, es una realidad tildar de irresponsable a dichos seres de sexo masculino y femenino que no pararán hasta llenar el mundo de gente?.

Al parecer, la verdad es aquí la más de las veces oscurecida por el sofismo, es que cada quien en el mundo vive “su” vida. La calidad de su vida es otra cosa. El Alma y el Espíritu no respeta ni se condiciona pues no fue creado en el ser para ello, clases sociales niveles ni calidades de vida. Ese niño que es arrastrado por la corriente de las impetuosas aguas del arroyo degenerado en río abrumador por efecto del temblor de la tierra, que ha vivido para el mundo unos escasos años, es exactamente lo mismo que aquel que ha vivido en su cómodo, confortable y extravagantemente lujoso departamento de uno de los penthouse de Manhattan y muere a los 70 y pico de años sin un dolor con una última y sutil expiración.


La vida no se mide en término de años. Ni tampoco aquí se aplica la idea de justicia como la conformó el hombre del Occidente desde Grecia, hay otras ideas de justicia en el Oriente las cuales están fundadas en la idea de resignación más que nada; los propios esquimales consideran justo que cuando llegue un viajero éste disfrute de su mujer y asilo, en otros lugares es propicio matar tribalmente para que Dios siga teniendo chivos expiatorios humanos. En el discurso de la historia de la humanidad, se advierten ideas de “justicia” que son disímiles, raras y que para una parte billonaria de personas en Occidente parecen – lo dije bien- injustas. Cuando el hombre se cree el eje del universo (si muero el universo muere conmigo, dice), es frustrante la existencia. Porque requiere demasiada atención a la posesión de cosas materiales. Todo gira en Occidente a través de una economía capitalista y por ende consumista. El sistema de producción es de masas explotadas que confeccionan toda la baratija sobre la cual a su turno gira la vida del hombre común; hasta tiene que crear pastillas para fornicar, cuando en el Asia esto es por propia naturaleza una forma de “pasar el día”. Aquí nos vemos por espejo, oscuramente, vivimos en sombras por eso necesitamos de muchos años de vida, de calidad de vida, de cosas para poder ser, en definitiva de la posesión del dinero a través de activos tangibles o no, aunque, en realidad el dinero sea el elemento de cambio que rige toda la masa poblacional del mundo, sean dólares americanos, euros, o monedas de países emergentes latinoamericanos, o tercer mundistas hundidos africanos, asiáticos, o lo que sea, el dinero domina todo esto.

Mas, retomando la idea de la justicia o injusticia, del fenómeno poblacional, de los fenómenos que sacuden la tierra (monzones, tsunamis, huracanes, terremotos, climas “ácidos” densidad poblacional etc.), insisto que todos, absolutamente todos estamos regidos por leyes universales inmutables, que nos fueron dadas por el Creador.

La sonrisa por ejemplo, es un don. La alegría aún en la forma más miserable de vida, es un ejemplo. La depresión y la idea nefasta y suicida son una realidad. El dolor es parte de la condición humana, pues si de algo se olvida el hombre, que él es primero y precisamente, arrojado a vivir doquiera que haya nacido y en qué condiciones, propietario de solo su propia condición humana.

Sino Jehová en la Biblia Judía, no habría dedicado un capítulo entero y vasto en explicarnos esto en Job. Es aquí donde denuncia la contradicción humana, ante la presencia del Ángel rebelde, Satanás, quien es advertido por Dios de que tiene en la tierra un siervo que lo ama y de forma tal que podría pasar todas las pruebas posibles, le dice el ángel demonio: “Quítale lo que tiene y ya no te amará”. No es preciso mencionar que no solo se le quitó todo, se le fue quitando que es mucho más doloroso, de a poco o en escenas de despojo, vida, haciendo, honra, sanitud, capacidad de soportar la enfermedad, denotando con ello dos extremos: el Bien y el Mal, pero, a qué costo? Al costo de la apuesta divina.

Pero Job entra en duda. Ante el dolor y su condición más que miserable a que fue arrojado entra en duda…; he aquí cuando Dios se da cuenta de qué es el hombre, y tiene Misericordia por lo que ha hecho con el pobre Job.

Este no es más que un planeta lleno de “Job”. Verlo desde ese punto de vista es lo único que nos deja la idea de lo que se es verdaderamente en la denominada “condición humana”.

La relativización de todo. La sonrisa dominante del niño sin brazos de Moravia un estado africano o Sierra Leona, a veces, diría en la mayoría de las veces salvo las excepciones claro está de los niños occidentales en países con un cierto nivel de desarrollo, supera ampliamente la del niño cibernauta, alimentado todos los días, íntegro físicamente, y que se da el lujo de concurrir a un shoping a gastar el dinero, e incluso – porque aquella realidad es impresentable ya - del otro que vende diarios en la madrugada los recoge, o de aquel que muere por accidente. Todo es condición humana, llamaríamos, acaso, dignidad humana a la vida del segundo? Podría ser, si éste no colapsara entre tanto lujo que contrasta con la vida del otro negrito sin piernas o brazos, mal alimentado o ya directamente desnutrido que sonríe en una fotografía publicada en el Times…

Occidente habla de dignidad humana, pero solo, como en todo el mundo, los más grandes guías espirituales de la humanidad nacieron en lugares pobres de esta tierra, unos pocos son quienes poseen ese concepto en sí, como ser para la vida, la dignidad humana es una auto imposición hasta cierto punto, Dios elige a quien y sus razones no pueden ser escrutadas; sus caminos son misteriosos. Desde aquel “heredarás la tierra” ante el conflicto de Abel y Caín, hasta hoy, no puede esperarse que haya dignidad en todos, que se sepa Caín mató a Abel, es esta su descendencia sus generaciones...; la única forma, que se sepa, de espiritualidad posible y escapar de esta cruel forma de vida que divide tanto a los hombres es amar a Dios, alabarlo todos los días de la vida, y darle gracias hasta por un pequeño matorral comestible o una cueva donde guarecerse. Juan el Bautista no residía siquiera en la ciudad, vivía como un ermitaño, odiaba esa vida mundana, es lógico, él era quien anunciaría la venida del Señor del Messiah, de Jesús para nosotros. El mismo Jesús nos da la visión de que la vida es “condición humana” y que la dignidad humana solo puede ser cuando se cumplen metas elevadas en la convivencia, como amar a tu enemigo y orar por el, por ejemplo, no perseguir las riquezas materiales, y vivir en comunidad justa y espiritualidad plena. El mensaje es el más positivo que pueda conocerse dentro de esta realidad de la condición humana que puede ser vencida por el poder del Amor.

Siempre a medida que el hombre menos tiene más estará junto a Dios, hasta en su perdición será el mejor acólito del demonio. Fundamentalismos, extremismos? Si, es la única forma de estar con Dios, porque el Creador está siempre, y dentro de lo cotidiano no es objeto de adoración en determinados tiempos, antes o después de la siesta, o del comercio, es minuto a minuto, reclama eso al decir el Messiah: “Vela, a cada rato minuto a minuto, porque como el ladrón en la noche, que acecha, no sabes cuándo vendrá por ti”. Se refiere a la vida terrenal para y en Dios, el objeto de dedicación total, a esto se le llama en la “escuela” occidental “fundamentalismo”, si, es fundamentalismo porque es fundamental.

Y todo lo fundamental es fatal, es necesario, es la exigencia máxima. Ahí no es el “dios del fin de semana” es el Dios de todos los minutos. De todos los segundos, es lo que tarda un misíl en llegar a una pobre aldea, o un proyectil de un fusíl de asalto en destrozarte la cabeza. Segundos…; la condición humana lidera toda la escena humana en el mundo, pero solo uno es quien decide vivir para y en Dios. Consagrarle su vida, tal como lo hacían a modo de chivos expiatorios concluídos en la entrega de Jesús a convertirse en el Cordero de Dios que cargó siendo expiatorio de todos los pecados del mundo. No se puede hablar de libertad siempre condicionada por las cosas del día, cotidianas, etc., el hombre no tiene más que una opción: condicionar la libertad personal siendo atado a Dios. Minuto a minuto, segundo a segundo. Lo que olvida quien me critique, es que la retribución divina a esto es el estado de plena espiritualidad, de aceptación, de amor verdadero, de quietud y paz interior, de resignación. Un ejemplo de una persona que ha escogido ello es la Madre Teresa de Calcuta. El ejemplo en Oriente es Buda quien comprendió que el dejar de hacer para meditar a Dios ocasiona estar en el “nirvana”…

O acaso el hombre no nació y nace todos los días para otro plan divino que no sea ese? Ahí está la diferencia.-

martes, septiembre 18, 2007

Lleno de cosas inservibles



Lleno de cosas que no sirven
para nada.
Lleno de elementales bolsas
de residuos.
Espero que el agua de la canilla
limpie mi cuerpo otra vez más
lo deje “limpio” de tanta
suciedad.
No hay perfume alguno que
quite ese desolador
olor a pecado y a ilusiones marchitas.
No hay duda que no llene
cada silencio que exudo por los poros
de mi cuerpo.
Que vienen desde el Alma.
y no conocen del ocaso.
Lleno de fortuitas estatuillas
conquistadas en la vacua vida.
Mutiladas por el tosco
orfebre que me fue dando “vida”.
Enfermo de ausencia, espero que sencillamente
este no sea otro día en el paraíso.
Como escucho cantar en la radio.
Como, a propósito me interrogo:.
Qué tengo para darte? Amor
desesperante.
Qué tengo para darte?
Estoy rodeado de cosas, lleno de cosas
pero ninguna de ellas
te satisfaría, te conozco.
Como yo, sabes, que el tiempo quedó
congelado esa tarde en que
sencillamente, salí a mirar al balcón
como tu cuerpo torneado y de espaldas
caminaba hacia otro destino
blanco, y eterno, contoneo de caderas.
Caminabas con la cabeza gacha.
Esperando que me vaya y en un par de días
te deje las llavez de la casa.
Qué te dije, mujer, que llevaría mis cosas,
y estuve ese tiempo, haciendo
de todo, menos pensando en qué cosas llevaría.
Por eso me fui con lo puesto
Y ahora estoy lleno de cosas,
Inservibles. Y miro al cielo, y el tiempo congelado.
Dicen que hace mucho calor en derredor,
pero, yo, me estoy muriendo de frío.
Ese insolente céfiro gélido, que inmisericorde
persiste,
como tu recuerdo, como cada uno de tus besos.-